Tuesday, February 15, 2005

Una noche en que fuiste yo.

Fue una noche en que fuiste yo: Tu pelo negro sobre mi almohada blanca, El dulce aroma de tu aliento en mis pulmones, Marcado por el lento ritmo de tu respirar, Tu pecho conteniendo cada latido de mi corazón.  Fue una noche así, como hubo tantas, En que desperté por miedo, Sintiéndote distante, Pero hallé aún tu cuerpo en mi cama, Tu cara envuelta en la luz de luna Que, entrometida en mi sueño, Me robó la calma.  Dolor fantasma, Deseo efímero, Ansia incorpórea, Amor de hombre que me falta a mí. Espejismo y sombra Anhelo, memoria, Dulce melancolía Cual infantil melodía Reducida a infernal tararear.  Vuelve a mí, pero déjame, Estate aquí, aunque lejos, Amor que nunca viví Sino que me vivió a mí. El mejor de mis errores, Mas amargo triunfo. Omnipresente, Inescapable- Y aun lo más único Que hay en mí. Y ya de ese viaje regreso Ciego en el resplandor lunar Buscando con manos vacías El vacío de mi boca llenar. Y aquí estas otra vez, Entrelazado, amarrado, atrapado, Entregado, atraído, abrazado, Por algo sin forma definida. Vente a mí, yo te espero, Quien nunca fue tu norte, Sino brújula y no más.  Penas que siendo penas fueron ajenas, Y alegrías que siendo tuyas hoy serán mías- El cansancio de tantas millas para dormir Y el sueño que siendo largo me roba mi vivir. Mírate, mírame, míranos, Hazte un espejo de la lágrima en mi ojo Y en el frío de la noche olvida el enojo Que te trajo a mí. El sol ya saldrá y con sus rayos El hechizo de amor deshará Pero nada ni nadie podrá Borrar de mi mente que fue Lo que fue una noche En que tu fuiste yo.