Saturday, July 28, 2007

Una Noche Como Anoche…

Siempre he dicho que el teléfono es para comunicación solamente, y no para conversación. Los que quieren plática deberían usar el teléfono para decirme donde verlos; un cafecito, un te, un jugo, y horas de plática pueden seguir. Lo que me molesta mas es la haraganería implícita en decir “quiero saber de ti y que tu sepas de mi, pero no mereces el tiempo o esfuerzo para verte en persona.” La única excepción aceptable es cuando la distancia o algún impedimento físico previenen el viaje, o recibir visita. Tal vez no es así, en realidad, pero eso es lo que pienso yo.

Con el tiempo, he entrenado a todos que así es. Mis amigos—pocos que son—y mis familiares saben bien que al llamarme deben simplemente decir el punto, hay un intercambio de información pertinente, una que otra pregunta respecto a mi salud y la de ellos, saludos a los parientes, besos, abrazos, apapachos cuando sea apropiado, y bye. ¡Simple! Sencillo.

Who could ask for anything more?

Pero no siempre es así. Lo bueno de las reglas son las excepciones, los pequeños eventos en los breves momentos que nos dejan saber que el mundo sigue mas allá del horizonte que hemos construido. Anoche fue una de esas noches.

A las 7:42 PM, Ricardo me mando un mensaje al teléfono, diciendo que me hablaría cuando saliera del cine, a donde había ido con su nuevo novio. Yo pensé que llamaría antes de las 10:00 PM. Aburrido en casa, salí a esa hora rumbo al bar con ganas de tomarme un par de Heinekens y jugar un poco de billar. Quince minutos después, me habló. Resulta que el novio fue a visitar a su familia, dándole a Ricardo tiempo para llamarme. Bueno, a pesar de un pequeño enojo por haberme hecho esperar, decidí platicar con el un rato. Lo que esperaba era que me dijera que quería ir a Starbucks (o Peet’s, si hay uno por ahí: Hmmmm!). Ricardo vive a una hora de distancia, pero nunca he tenido ningún problema con manejar esa distancia por una buena plática, y si hay algo que él tenga de bueno es su plática.

Llegué al bar a las 11:00 PM, no por la distancia, sino por haber dado tantas vueltas mientras platicábamos y mientras encontraba donde estacionarme—el lugar es popular, y estacionamiento en cualquier lugar de Los Angeles a esa hora de la noche es prácticamente imposible. Me estacioné, me salí del carro y empecé a fumar mientras platicábamos. No me invitó. Hablamos de él, de su familia, de mi familia, de sus amigos, de mis amigos, del trabajo, de la escuela, de los cambios que hemos visto individualmente desde que quebramos hace varios años. Hablamos de la operación que necesito y por que la he pospuesto tantas veces. Hablamos de todo, y terminando todo volvimos a empezar.

A las 12:00 de la medianoche, después de varios cigarros, decidí no entrar al bar, pues no tiene caso considerando cuanto me estaba gustando la plática. Salí otra vez en mi carro, rumbo a casa, pero tomé la ruta escénica, y llegué a la 1:00 AM, todavía platicando con él.

Diré, con toda sinceridad, que aún así no me gusta hablar por teléfono si hay posibilidad de una buena plática con un café. Pero siendo lo que fue, fue buena noche—y últimamente no he tenido muchas.

3 comments:

Luz said...

Yo no soy de las que sostenga que el telefono es solo para informar cosas concretas pero si me gusta más la charla face to face.
Era tu ex con el que hablabas, no?
o entendi mal?
Bueno de todos modos siendo tu ex o no, supongo que sentis algo por él, cierto? algo profundo. Porque tenias una conviccion con respecto a un tema un tanto poco importante pero él pudo ser tu excepción.
Bueno es la primera vez que entro a tu blog pero me gustó.
Un beso para vos.

Mamacita (The REAL one) said...

I'm not much of one to talk on the telephone, either. Over coffee and a sandwich, though, and I'm there. When are you coming to have coffee and a sandwich with me?

Chris said...

Al contrario yo si amo hablar por telefono, creo que hablo más con las personas por ese medio que en persona valga la redundancia.

Posteando en español eh, eso me gusta, y yo pensé que no sabías.

Te cuidas Miguel nos vemos ¡¡