Vi un fantasma.
Y el me vio a mi.
Por un momento, la gran sorpresa del inesperado encuentro
Cruzó su cara como supongo la mía también.
Hasta que igual de súbito nos dimos cuenta que no era yo
Quien el venía aquí a asustar.
Inclinó su frente, sonrió con pena media sonrisa
Y paso a mi lado sin más hablar.